cuando tus manos rozan mi cuerpo.
Blanca la sonrisa que enciende,
una chispa en mi corazón adormecido.
Azules los ojos que me miran,
pero yo por pudor o timidez ese cielo rechazo.
Rosa el beso que me das en la mejilla,
mientras me dices que dulces te suenan mis palabras.
De carmín se tiñe el cielo del atardecer que nos sorprende de repente,
así como también mi corazón que late por el deseo del reencuentro.
Gaby
Cuanto tiempo Gaby, sin saber de ti. Espero que tu ausencia no fuera por algún problema de salud.
ResponderEliminarBonito poema, espero sigas de nuevo publicando entradas.
Un abrazo